Un buen vino acompaña los distintos momentos de la comida —aperitivo, maridaje, sobremesa— y merece una narrativa propia. Fotografía en pase, barra o mesa, cuidando cristalería impecable, etiquetas legibles y temperatura visual fiel del vino (tonos rubí/granate en tintos, pajizos en blancos, salmonados en rosados). Trabajo con luz direccional suave y un contraluz controlado para revelar color, brillo y lágrimas en la copa; uso banderas y negativos para domar reflejos, contener caústicas y mantener fondos limpios. En la composición, dejo aire negativo para texto o precio de carta y sitúo el foco donde vive la textura: caída del vino, burbuja fina, condensación sutil en botella o copa.

El resultado es una galería que vende bodega y maridajes: botella hero con detalle de etiqueta, copa servida en 45°, cenital del conjunto, servicio en acción (caída/brindis), y escenas con el plato adecuado. Entrego una serie curada lista para carta, web, delivery y redes, con versiones en 4:5, 1:1, 16:9 y stories, más pies de foto y alt-text para SEO y coherencia. De forma opcional, añado un mini-reel del servido o del primer sorbo. Un buen vino sintetiza elegancia y sabor en imágenes sobrias, diseñadas para abrir el apetito, elevar el ticket medio y posicionar tu selección como parte esencial de la experiencia.
Subir